Por: María Elena Brito Rivera.


En la década de 1930 el nylon fue desarrollado en la fábrica Du Pont por Wallace Carothers quien fue un químico orgánico que nació en Burlington en 1896 y educado en Harvard.

Carothers y sus colaboradores se centraron en el estudio de la composición de polímeros naturales, tales como la celulosa, la seda y el caucho, con la idea de producir materiales sintéticos parecidos a estos. En 1934 cuando ya casi había resuelto que los esfuerzos en producir una fibra sintética del tipo de la seda habían fracasado, ocurrió un accidente. 

Su cometido en la empresa Du Pont era inventar un sustituto artificial para la seda.

Los materiales sintéticos no eran completamente nuevos. Pero hasta la invención del nylon, ninguna fibra útil había sido sintetizada por completo en el laboratorio.

Semisintéticos como el rayón y el celofán se derivaban de un proceso químico  que se necesitaba como elemento básico la pulpa de madera.

Eso significaba que no podían cambiar a discreción las propiedades naturales del material vegetal, por ejemplo, el rayón era demasiado rígido y brillante pasa ser adoptado como reemplazo de la seda.

La clave de esos químicos en particular es que las moléculas pequeñas de cada líquido son capaces de unirse con las moléculas del otro para formar moléculas más grandes, cadenas largas, llamadas polímeros. Eso sucede exactamente donde las dos sustancias se encuentran.

Debido a que los poliésteres con que estaban trabajando tenían punto de ebullición demasiado bajos para su utilización en productos textiles, regresaron a las poliamidas, que habían dejado a un lado, encontrando que estos materiales poliméricos, también podían ser estirados en frío para incrementar su resistencia a la tensión. Es así como se hicieron tejidos excelentes, filamentos y otros objetos moldeados a partir del fuerte polímero producido por el estirado.

En un primer momento Carothers se centró en comprender como funcionaban las cadenas de moléculas, es decir los polímeros, la parte difícil fue replicarlo en un laboratorio. Carothers y su equipo se la pasaron años trabajando hasta que un día alguien dejo una varilla de vidrio en contacto con una fibra sintética llamada poliamida, al sacar la varilla se formó un fino hilillo, el científico, muy asombrado comenzó a alejarse con la varilla en la mano y vio que el hilo lejos de romperse se hacía cada vez más largo, el científico sin soltar la varilla salió del laboratorio y bajo las escaleras, el hilo seguía sin romperse. Había nacido el nylon, sin embargo el equipo de Carothers todavía necesito de 10 años de pruebas y ensayos.

La empresa Du Pont nunca tuvo un patente de la composición del material de nylon, sino que únicamente patentó el proceso del estirado en frío. Este proceso descubierto accidentalmente dio lugar al producto más importante que la Du Pont puso en el mercado.

En 1940 se lanzaron las medias de aquel nuevo material semejante a la seda pero más barato, solo se pusieron a la venta en New York y se agotaron en cuestión de horas. La introducción de este nuevo tejido de plástico al público fue un producto muy deseado en esa época. El nylon resulto ideal para tejer medias tornando lo que había sido un objeto de lujo en algo realmente mucho mejor que sus costosos antecesores de seda.

La difusión del nylon se detiene durante la Segunda Guerra Mundial, porque los requerimientos de platicos de todo tipo del ejército impiden a Du Pont de Nemours a responder a la demanda de los consumidores.

A partir de año 1945, la comercialización del nylon se reanuda y el éxito es tan espectacular que la nueva fibra textil casi elimina a la seda del mercado occidental.

A principios de los años noventa, después de medio siglo de difusión, la variedad de fibras textiles sintéticas ha aumentado de forma considerable.

 

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